A veces me hierve la sangre y a veces me lo tomo a guasa. Lo comparto para que cada cual haga lo que prefiera. Ahí va una sobre regulaciones bursátiles y gilipollas.
Vaya por delante que soy partidario de las regulaciones bursátiles. De lo que no soy partidario es de que las regulaciones bursátiles sólo sirvan para molestar al personal porque parecen elaboradas por gilipollas.
Sí, hay que llamarles por su nombre. El idioma es muy rico en calificativos pero no encuentro ninguno mejor para definir a los sujetos que han pensado en algunas de las cosas que les voy a explicar ahora.
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El test de idoneidad
Hace ya años que falleció mi padre y al poco tiempo mi madre fue citada a pasarse por la sucursal bancaria. No era una desconocida, pero aquella cita fue peculiar. Como nueva titular de los fondos de inversión que mantenía mi padre, debía pasar el test de idoneidad.
Ni qué decir tiene que me llamó y me obligó a presentarme en el banco con ella. No pasó el test. Me puse a hablar con el director de la sucursal y pasé yo el test. Tan sencillo como ser autorizado en la cuenta.
¿Hecha la Ley, hecha la trampa? En realidad, no. Esa normativa, elaborada con toda probabilidad por un ejército de gilipollas, tenía una sola razón de ser: evitar que les volvieran a vender sellos a los incautos.
Lo revistieron de «necesidad de información veraz al cliente» pero todos sabemos que aquello era un simple trámite, una firma. Y una vez firmado, el firmante pasaba a ser el único responsable de su inversión. Lo mejor es que los sellos no se distribuían en los bancos…
Yo pasé el test por mi madre, pero estoy seguro de que lo hubiera pasado ella solita. De hecho, los bancarios se especializaron en «explicar» a los clientes cómo firmar esos documentos. Un coladero que sólo ha servido para molestar al personal.
No creo que haya evitado ni una sola operación deseada por el Banco. Sí, que nadie se extrañe. Me refiero a esas que empiezan por «no es conveniente que tenga tanto dinero en la cuenta» y concluyen que «habría que moverlo para sacar algo de rentabilidad porque en la cuenta no produce nada».
Es cierto que poco a poco las cosas dejaron de ser tan burdas. En los últimos tiempos he respondido a cuestionarios de este tipo a través de internet. Abres la cuenta, te salta el «pop-up», buscas al amiguete que te lo rellene y ya está. Todos contentos. El cliente puede seguir invirtiendo y el banco saldrá de rositas de cualquier contingencia. Al fin y al cabo, el cliente rellenó bien el test…
Las regulaciones bursátiles y los ETF americanos
Pero cada vez que hay una nueva crisis nos llega una nueva regulación. Los gilipollas de las regulaciones bursátiles tienen que justificar sus sueldazos. Pero no lo hacen vigilando a quienes ponen en el mercado un producto tan extraño como aquél XIV que se fue al garete en un santiamén.
¿Qué más da que el producto sea inentendible incluso por quien lo ha lanzado al mercado? ¿A quién le importa que sea imposible una contraparte del inverso del Vix? ¿Porqué nadie dió la voz de alarma sobre ese producto a pesar de que todo en él era «sintético»?
Sin duda, es mucho más fácil dedicarse a joder a esta parte del personal que a esa. Y a eso se dedican con empeño y esmero a tiempo completo.
La de ahora es de traca. Llevamos ya tiempo sin poder contratar ETFs americanos porque las gestoras de ese país no cumplen con las estrictas regulaciones bursátiles que han vuelto a poner en marcha esta pléyade de gilipollas.
No se pueden comprar ETFs porque no hay un folleto en español en el que se explique qué es ese producto y, entre otras idioteces, qué perspectivas de rentabilidad tiene en el corto, medio y largo plazo.
Obviamente, ninguna gestora americana va a hacer semejante previsión, entre otras cosas porque eso en Estados Unidos les supondría millones de demandas cada vez que no cumplieran con las previsiones. Pero aquí se exige vender la piel del oso antes de cazarlo. Eso sí, luego ponen en la letra pequeña aquello de que «rentabilidades pasadas…»
Vamos, que la respuesta a la quiebra del XIV fue dejarnos a todos (en teoría) sin fondos americanos. ¿No hubiera sido mejor que se estudiaran cada ETF, que no es tan difícil, y denegaran (o acotaran) su comercialización a aquellos que venden humo o excesivo riesgo? Demasiado trabajo. Mejor que nos hagan los propios vendedores un resumen. Manda cojones.
Mas no queda aquí la cosa. Igual que se pasaba el test de mil maneras, ahora se pueden seguir comprando ETFs americanos si nos aplicamos. Me explico. No puedo comprar un ETF americano sobre el S&P 500, pero sí puedo operar opciones sobre ese mismo fondo. Basta con vender una put bien pensada y en el momento oportuno para que te adjudiquen sí o sí 100 ETFs del S&P 500.
Es decir, no puedo comprar un ETF del S&P 500, un producto sencillo y al alcance de todos, a no ser que me meta en el proceloso mundo de las opciones, de las betas, las gammas y las thetas, los vencimientos, las compras de put y las ventas de call (y viceversa). Vamos, mucho más claro lo de las opciones que lo de los ETFs americanos. ¡¡Dónde irá a parar!!
Y los gilipollas que lo han pensado, tan contentos. Y lo que es casi peor, los bancos europeos tan felices. Se han quitado de un plumazo a la competencia americana, con sus bajas comisiones. Y ahora los de siempre pueden seguir haciendo mangas y capirotes en el negocio.
¿A quien le importa el cliente? Absolutamente a nadie. En Chipre, en Martinica, en Bahamas y en sitios aún más exóticos puedo comprar desde España ETFs americanos. Basta con sacar la pasta de España y ya está. No es ilegal siempre que luego declares adecuadamente tu dinero. Eso sí, da un poquito de no se qué llevarte tu dinero a según qué sitios.
Pero los gilipollas que nos han dejado en herencia unas regulaciones bursátiles tan absurdas deben estar felices. Empujan a los inversores hacia los paraísos fiscales y, a menudo, hacia auténticos chiringuitos. Justo como debe ser…
Y para colmo, esto:
En la puerta de un Hipercor, al alcance de menores y menoras. Ancianitos y ancianitas. Macarras y macarros. Ignorantes e ignorantas. Atrevidos y atrevidas. Ludópatas y ludópatos. Borrachos y borrachas…
¿Dónde se pasa el test para invertir con esta máquina que tiene un «pequeño spread» de más de 500 euros entre el precio de compra y el del venta? ¿Acaso el Bitcoin es algo que entiende todo el mundo? ¿Todo el que pasa por ese pasillo sabe cómo actuar con su moneda virtual?
Y los gilipollas de las regulaciones bursátiles tan contentos. Ah, se me olvidaba. Que esto del Bitcoin no es Bolsa, es la cadena de bloques. Pues eso, que a veces me cabreo y otras me lo tomo a guasa. Pero estoy harto de esos gilipollas que nos meten con calzador las regulaciones bursátiles. No sirven para nada y tienen más agujeros que un colador. Pero eso a nadie le importa.
Lo de vender Bitcoins en el Hipercor me parece de no creer. A veces tengo la sensación de vivir en aquella película «el show de Truman» porque esto no puede ser verdad.
Lo de los test me encanta. Una vez contesté a 3 preguntas sobre lo que eran los futuros correctamente, pero a la cuarta me preguntó si había hecho alguna operación antes, pues no todavía, eso intentaba.
Entonces no me autorizaba a pesar de saber perfectamente lo que era y los riesgos que conlleva. Como iba a hacer alguna operación si no me dejaban empezar? Solución, mentir.
Después he hecho alguno para algún amigo delante el bancario de turno. Y una vez le hablé a uno de la Amplitud de Mercado y en un papel le dejé escrito markettiming.es. Se quedó mirándolo cuando nos fuimos pero no se si le sacaría provecho.
No sería mejor trasladarnos directamente a Martinica o Bahamas junto con nuestro dinero a operar debajo de una palmera? Seguro que Ángel contaría ondas igual…
Muy atinado el artículo, la banca siempre gana.
Días atrás he leído esta noticia «Goldman Sachs AM lanza su negocio de ETF en Europa»
https://www.expansion.com/mercados/fondos/2019/09/26/5d8c76e6e5fdeaf0378b45f7.html
Algunos no quieren renunciar al suculento negocio que representa el viejo continente para la colocación de sus productos, si nos cambian la normativa creamos una división fuera con nuestros ETFs y nos vamos adaptando a nuestra manera.
Lo que más me cabrea no es que ganen o pierdan. Son listos y poderosos y esas son las reglas de este juego. Lo que me pone enfermo es que siempre perdamos los mismos
Siempre ha sido más cómodo molestar a los de abajo que importunar a los de arriba…
Otra solución es comprar los ETF americanos por su equivalente en euros.